siento que me tomaría
toda una vida amueblar
con marmol del cantábrico
ese lugar que habitas en mí
luego descubro lo efímero
lo insostenible que es el presente
y por ende te pierdo hundida
en las profundidades de un pasado
perfecto, aún cuando permanezco
condenado a la cantaleta
de un pretérito pluscuamperfecto
cavilo: si el tiempo está sujeto
a la emergencia de la vida
¿quién soy yo para asegurar
que esta piedra no está viva?
entonces, hago la salvedad
de encerrar las anécdotas
en el condicional simple,
pues el compuesto es puro dolor
cuando me mude y me gane
el acento, te quedarás en un futuro
imperfecto, al dorso de la página
marcándote con el dañino doblez