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1.11.13

la pizca del temponauta



luego luego anochece
y merma; lánguida
la nada crece
se expande, dejando
nada más lo que falta
lo que nunca se tuvo

curioso, que la ausencia
llene tantas y tantas páginas

hubieses querido un nombre
algún mango por donde
agarrar esa crasa carencia

(cuando alguien te pregunta
mientes y dices que te duele
hasta te inventas un nombre
y la haces mujer, ficción
cuando es sólo otro vacío)

triste ápice allá
al otro lado
donde no llegan
ni las palabras

regresas, igual
queriéndola más
maldiciéndola
pero no la sueltas
porque esa ausencia
será la última
ciudad que te queda

(al rato, solo, vuelves
a mentirte, a extrañarla
a buscarle otro nombre
otra razón de no ser
porque lo que más
quieres no es nada
más que eso mismo)

nada, lo que falta
lo que no tengo