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28.12.09

la navidad del Temponauta



el espacio es grande, tal vez demasiado
las estrellas interminables, los mundos infinitos
pero la profundidad del cosmos es irrelevante
cuando todo lo que quiero, cabes entre mis brazos

29.11.09

las arropadoras


70 veces siete cuerdas de cariño ya he andado
y aún no tengo tu justa dimensión en el pecho
juanantoniocorretjer

Entro
como llave de éter en el cerrojo
de una puerta sin goznes

al anochecer, unas ganas de llorar
me abandonan
los recuerdos
me arrebatan la cordura

me arrastran las leyendas


Adentro
tu horizonte inverso de soles
y azules es a la vez un secreto

al anochecer, unas ganas
navegan
naufragan
estas arropadoras ganas de tenerte

a media luz, en una canción
al anochecer

6.9.09

el o(ri)ficio de la nostalgia



caminando por la calle
luego de una buena papiada
me llevé el dedo a la nariz

mis intenciones eran hurgar, encontrar y despachar
la fuente del picorcillo ése
ya que no sé de qué otra manera describir esa sensación
de presencia mucosa en lo más adentro de las fosas

sin embargo, lo que me arrebató fue otra cosa
fue esa aroma particular tuyo, sólo tuyo
y no pude desvirtuar ese dedo en mi nariz

ahora ese dedo era una entrañable reliquia

18.8.09

sondeo de silencios




I
silencio número 69

estaba sentado, como de malas acostumbro
afuera era irrelevante, un trasfondo inútil
al derredor se te caían las razones

ensordecedor resultó ser
incómodo, el impacto
del no tener nada que decir, nada que añadir
ahí estaba, sentado
contando las veces

la puerta estaba abierta como tu boca
entonces anocheció



II
silencio crónico

tuvo un buen comienzo
luego se instaló más tiempo de la cuenta
pasmó las pausas y deshizo los suspiros
se nos quedaron las miradas atrás
olvidamos que también podíamos cerrar los ojos


III
sin duda silente

cayó como un telón
como una decisión

nadie pudo interrumpir
tampoco permanecieron por mucho
salieron sin mediar acuerdos
nos dejaron sin reservas
a la larga, poco importó

cayó de nuevo
de lleno

no admitió argumentos
ni protestas ni peros;
puro punto final


IV
silencio democrático

primero callaste tú
luego ella, emulándote
entonces el resto

no era para menos
así es la naturaleza de cierta información

esperé sin esperanzas
no había cómo zanjar
el gran abismo que abrió tu noticia

quise despedirme
pero no lo logré
nunca lo logro
sólo lo prolongo

así quedamos, pues
alelados ante la posibilidad


V
silencio, otra vez

cualquiera diría que me encontraba en la Lázaro
pero estaba afuera, entre los árboles
rodeado por las pisadas en retirada
asfixiado por las emisiones del estudiantado motorizado
adosado a la indecisión del ocaso
debatiéndome entre la noche y mi ausencia

pude llamar, pude aclarar, pude elaborar
pero preferí la perfidia del abandono
el vacío de la tarde difundida entre las hojas
la llegada de otra guagua más que dejo pasar
las últimas dos caladas antes de que se acabe el cigarrillo

mientras caía el sol
la duda se me antojó como mejor refugio



VI
retorna el silencio

ése que había perdido cuando salí de la isla
ese devastador vacío que retumbaba en mi cabeza
ese zumbido interminable que se estira a lo largo de los días y las noches
cuando salía a la calle para observar el caminar de la gente que habita mi ciudad

regresa el silencio
esa callada tensión atmosférica
que detiene el tiempo y enciende las entrañas
es como un aguantar la respiración
colectiva, en masa
a través del mundo mundial

surgen sombras y anticipaciones
expectativas, siluetas, celajes callejeros
todos avanzan, todos cruzan
mientras yo me detengo a escuchar la ausencia de estrellas
a buscar el salitre desde el miradero en la muralla, las palmitas
las escaleritas del medio, el hoyo negro que funge de entrada y salida
de acceso a la pesadilla manufacturada por los otros, por los que duermen
mientras yo sucumbo al desazón de una lluvia que cae como un deseo incumplido


image: the aesthetics of silence/susan sontag

17.8.09

la cumbre del Temponauta




la soledad surge de variadas maneras
puede, por ejemplo, darse cita
entre tres; dos meseras pasadas de fecha
y un cocinero ojeroso cauterizado por la parrilla
a las cuatro de la madrugada en el dayner de la esquina
donde te estancas como una cuneta tapá
y se remojan los restos de lo que pudo ser.

de la misma forma, la soledad
puede, por ejemplo, darse cita
en tu cama, la mía, la que no transitas
la que siempre es grande
demasiado grande, como tu
presencia en otra parte
donde te imagino como un gran monte
una cumbre borrascosa
una tumba para la memoria
de los que intentamos tu cima.

o también podría, por ejemplo,
la soledad incitarme una reflexión
en torno al ahora, a este presente sucio
donde las millas son insuperables
y la distancia es más tiempo que otra cosa
por eso, mientras más me siento aquí
a mirar la vida de los demás, más patente
se hace el hecho de que no estás.

16.8.09

la patología del Temponauta




Frances:

Ya no tengo tiempo, ya se me acabó. Ya descubrí la naturaleza misma del Temponautismo, ya no hay vuelta atrás, que yo sepa. Ya la única esperanza es dejar constancia de lo que ocurre y sin duda sucederá, de cómo empezó todo este desplazamiento desbocado a través de las costuras de la Flecha del Tiempo. Lo único que puedo lograr, a estas alturas, es convertirme en una especie de advertencia humana, un ejemplo a no seguir. Ahora salgo de la ambigüedad circunstancial a la ambigüedad inexorable y progresiva de lo que llamaré la patología del Temponauta.

De mí, como te puedes imaginar, sólo quedan ya estas páginas. La única evidencia de mi pasar por este mundo es este puñado de páginas compuestas a la carrera y conformadas a la Nada más espectacular que me haya podido imaginar. Mi existencia está, pues, en cuestión. No tienes razón para pensar que soy una personal real, de carne y hueso. Eso lo entiendo mejor de lo que te puedes imaginar, en especial cuando el que conoces de mí es que se se presenta a tu oficina todas las semanas el mismo día a la misma hora. Cualquiera diría que soy otro más en la multitud, pero quien trate de enfocar en mí, sólo encontrará lugares vacíos, esquinas huecas, trapos abandonados. Tampoco te culparé por pensar que estoy seriamente loco de remate, al fin y al cabo esa es la única explicación sensible para un ser humano común y corriente (y ojo que esto no lo digo con tono despectivo, condescendientemente...). Pero bueno, ¿para qué abundar en algo tan descabellado? Cualquiera diría que se trata de una pesadilla a la Lovecraft, sin embargo, la realida siempre es mucho más banal, pedestre.

Lo cual me remite a la razón principal de este comunicado desde el futuro imperfecto de una mala decisión; es una infección. Sí, así como lo lees, una infección como cualquier otra. Perdón, miento, es obvio que no es como cualquier otra, pero me refiero a su manifestación física, no a su sintomatología, de la cual ya te he reportado suficiente. Todo debido a los malditos nanobios. Esto no quiere decir otra cosa que no sea un microbio que es aún más pequeño y diminuto, a tan ínfima escala que se tienen que medir a base de nanómetros, de millonésimas de metros, por ende, nanobios.

Lamentablemente, nadie sabe qué exactamente son estos nanobios. Se comportan como colonias micológicas, o sea, que a todas luces no son ni siquiera un solo organismo, sino una insólita variedad de individuos coexistiendo en un mismo entorno tan y tan diminuto, que nuestro conocimiento científico no reconoce la posibilidad de vida en esas dimensiones, ya que los procesos biológicos necesarios – como el ADN – necesitan de ciertas dimensiones mínimas para que ocurran. Y como quiera ahí están, como un pie de atleta que me dificulta el caminar, acuñados debajo de las uñas como intrusos y náufragos. A medida que proliferan, me trastocan el sentido del Tiempo y me desplazan a lo largo de su discurso incierto.

Por eso es que de repente puedo encontrarme ante mi anatema, el amor de mi vida, pero encontrarla rebasando apenas los ocho años, en la pesadilla de un parque repetido sin misericordia, haciendo de pederasta en mi dolor, maldiciendo el Cosmos aterrorizado, al borde de la disolución más absoluta...
Nada. Me quedo sin palabras, sin ganas... Esperemos que haya una próxima vez. O no.

X

28.6.09

Puerto del Sur, esquina Sanalfonso




un desayuno: doce dólares
un semáforo, una puerta tirada con coraje
un tipo que cruza la calle
un comensal con la mirada clavada en la tuya

el chancleteo claro de una fuga
una lágrima pelea, pero no sale

25.6.09

sin título ni razón

te podría escribir otro poema más
o tal vez podría entonarte una canción inaudita
para que te persiga donde quiera y se adueñe de tus cuerdas
o mejor aún, te podría dibujar el futuro y cómo no lo vas a poder evitar

pero cuando llega el momento y nos sorprende con las mentes en otra parte
del cuerpo que te espera en la última página, a ti, y la entrañable que me engaña
pues cuando ese instante preciso se desliza entre los espacios en que no estás
derramo esperanzas como lágrimas, como sudor, como el que no quiere la cosa
y recojo el millón de trocitos que ya no conforman nada, mucho menos tú

es en ese momento que me asalta la magnitud de mi error
la inevitabilidad del no saber qué hacer,
cómo rescatarte
y mucho menos
o mucho más
que el hueco de adentro
nunca será el mismo

hoy desperté
solo al cuadrado
porque eres sirena
que se aleja

¿por qué?
¿POR qué?
¡¿POR QUÉ?!

y el cosmos me contesta con el mismo silencio de siempre
el zumbido que de ahora en adelante será mi mejor amigo

10.6.09

pronombres de lo innombrable



los indefinidos (en vivo)

alguien siempre se lo pierde
algo es algo
alguno puede que venga
alguna vez lo supe
algunos duermen
algunas se dieron
cualquiera cierra los ojos
nada pasó
nadie tiene la culpa
ninguno quiso
ninguna cedió
ningunos lentes oscuros te ayudarán
ningunas fuentes son fidedignas de verdad
uno siempre busca
una mejor
unos cuantos años
unas tras uñas
otro se convirtió
otra más
otros o nosotros
otras tantas piedras
todos los fuegos
todas las veces
muchos menos
muchas masas
pocos tampoco
pocas pero bien locas
bastantes como antes
varios desvaríos
varias varicosas


los reflexivos (mete senos)

me (too)
te (le)
se (tú)
nos (on)



art by chase markovich

25.5.09

la salud del temponauta




la cosa sucedió como una emergencia
de súbito y hacia arriba, hacia la cúspide espumosa
donde convergen las cuestiones y se promiscuyen las emociones
el instante preciso en que los destiempos encontraron extraña sincronía

anacrónica, su tema y la otra vez que la tuve cerca
se me cruzaron los adioses, se me confundieron
las bienvenidas y se esfumaron las probabilidades

de que el perro ladrara y se alterara
pues de eso no te voy a contar
eso fue lo que fue y seguirá siendo

lo que compete ahora
ya no está
ya me lo
perdí

14.4.09

la paradoja del temponauta




Recordada, estimada y añorada Frances:

Imposible escribirte sin pensar que nunca te llegaran estas páginas. Pero bueno, esos son otros veinte pesos. Te escribo simplemente por necesidad, porque he llegado al fin de la ironía, acá en los márgenes más precarios de lo que es ser; te escribo por que no sé qué más hacer. Estoy casi al borde de la invisibilidad. Porque estoy solo, por eso, porque ahora que tengo los pliegues del Tiempo a mis pies, a mi alcance, es cuando ya no me queda nadie al lado. Pues hasta acá llegué, Frances, perdón, doctora...

Ahora que puedo comprender más de lo que antes ni soñaba con entender, pues ahora me toca estar solo, ahora me toca vagar y vivir y evolucionar en el vacío emocional de los sinhistoria, de los que ya nos fuimos por la borda y caímos en el vasto mar de la ignominia. Siempre supe que la verdadera cúspide de la vida reside en lo que somos capaces de compartir, siempre sospeché que lo único que tiene sentido es lo que experimentamos en conjunto, la solidaridad que genera una experiencia común, el propincuamiento de lo que compartimos sin querer queriendo y plenamente, lo que nos ata a este globo cósmico sin frenos ni segundas opiniones…

Irónica, cruel e irreparable esta condición de aislamiento que nos aqueja a los temponautas de tiempo, a los veteranos de este algaretismo cronológico que nos mantiene y nos sostiene fuera de la comunidad humana. Al menos en lo que al pasar del tiempo se refiere… ¿Cómo compartir las inequidades de esa flecha inclemente, como encontrar un denominador común con otros que no conocen la insoslayable incertidumbre del cuándo, del dónde, del porqué…?

Curioso que es sólo cuando colaboramnos con los demás que nuestros días y noches obtienen peso; que sólo cuando nos percatamos de que no estamos solos es cuando único se revelan las dimensiones reales de esto que llamamos Vida. Y sin embargo, una vez caemos en cuenta de que nuestra mirada es compartida – y no meramente exclusiva, secreta – o mejor, devuelta, nuestra realidad se troca en incertidumbre absoluta. Gracias a Heisenberg comprendemos el porqué de esta paradoja en la temponáutica clásica. Si nos olvidamos de los nanobios, y el bagaje filosófico que arrastran consigo a través del cosmos, tal vez el sinsentido fuera tal que no hubiera manera de evitar sucumbir a la más despiadada locura. Pero no; una vez descubrimos la magnitud real del multiverso que nos contiene, sólo la simbiosis inconciente con los nanobios nos salvan de las garras de la demencia cósmica que de seguro nos espera en la soledad de la existencia terráquea. Pero no, gracias a estos diminutos enigmas podemos conservar algo de nuestra capacidad para soñar, para ver, para vivir…

Ay Francés, ya perdí todas las esperanzas, ya no puedo regresar. No es tan desastroso como suena, después de todo las esperanzas son inútiles a este nivel. ¿Qué pueden brindar las esperanzas que la conciencia del Otro no nos otorgue con creces? Nos desdoblamos y nos realizamos a la misma vez. Esta será mi maldición: conocerlos o disolverme. Si no hago contacto con nada ni con nadie, ¿existo? El tamaño de la ofensa es que ya no funciona el viejo axioma: cogito ergo sum. Esto queda descartado de una vez por toda como un anhelo inalcanzable. Suena lindo, pero no es más que una mentira salvaje, voraz…

¿Cómo superar la derrota de la soledad? En especial cuando sabemos con horrible certeza que al superar la soledad, nos condenamos voluntariamente a la disolución, a la invisibilidad, a la incertidumbre del destino nunca predeterminado…

Ojalai me pudiera sentar en tu despacho y desahogarme como lo supe hacer érase una vez. Hoy día todo ese pasado me parece falso, imaginado… un simple capricho forzado. A ver, a ver si no me topo conmigo mismo mientras te busco; cuánto daría yo por poder cancelarme y resolver la condición de nómada en el tiempo que me traga como la tierra se traga mis sueños…

tuyo, tal vez,

29.3.09

....


Esperando una colilla en las escaleras
pasan los días y sale la luna
si pudiera llover, lloro, y a veces
un río discurre sin cauce. Sólo quiero una
noche de nieve contigo entre las eses
de un suspiro sosegado y una somera
soledad de fierro y viento y sin aliento
cuando me robas el sueño y todas esas
versiones de un pasado cualquiera.

15.3.09

el tatuaje del temponauta




Cuando cae en cuenta no lo asume enseguida. Perdón, caigo, asumo. La tercera persona es la vía más fácil, si no se tiene un sólido referente estacionario... el tema es un faro en el tiempo, un punto fijo en el fluir imparable de esa cuarta dimensión. Sin eso, olvídalo. Otra vez, perdón, me olvido yo... La proyección es lo más natural, pero anclar la esencia de nuestro pasar en algo netamente estático, en tierra firme por así decirle, es el mayor de los retos que me aguarda. Supóngolo asequible, pero erro con regularidad.
He aquí mi contribución a la interminable búsqueda del sentido correcto: tatuajes. Se me presenta como la manera más práctica de organizar e identificar nuestros propios desdoblamientos temporales. Y no hablo de esos patéticos arranques de constancia que le dan a los menos sensatos entre nos que terminan por tatuarse un hexagrama del I-Ching en cada hombro, Lü y Chên por ejemplo, como aquel pobre diablo de Río Piedras. No, yo me refiero a los discretos asuntos que escondemos entre los dedos, en el inversos del codo o la rodilla, o hasta en el cuero cabelludo. Pequeños indicadores, leves marcas para poder fijar nuestros pasados y futuros sin perder el sentido de la dirección, del momento, del día... hay veces que encontrarnos por razones aleatorias nos sacude de un forma demasiado intensa, demasiado personal.
Un rápido a la parte esa carnosa entre los dedos puede detener en repentino descenso a la locura...

“entre labios y secretos menesteres
se le va la cuenta al consabido cronómada”
Lew D. Pomplemousse

11.3.09

entre el aire y las ansias



Las esferas hablan
tienen voz, tienen algo que decir
la esfera sabe
el viento la aprieta
la historia abusa de ella
el tiempo la posee

El movimiento mimetiza
transforma, caduca
sucede y concede
ocurre que vuelve a comenzar

porque así eres
porque así vienes
porque así te rompes

El cristal con que se mira
estudia, analiza
me devuelve su quebrada
me multiplica la perspectiva
interseca la cadencia
de la luz
a través
del cristal

9.3.09

interrogante

Si la mujer es la noche,
¿qué es el insomnio?

22.2.09

15.2.09

Toronto blues



Un día gris, homogéneo, nubes bajitas
pompas inmateriales rasgando las calles
día gris y de fiesta y de la amistad
como son todos los días cuando uno
lo piensa bien, pisando memorias rotas
cazando vanidades de otra época
transcurriendo como una primicie
un recuerdo, un encuentro, un deseo
desos que uno teme en realidad

ayer te vi en el troli de la ciudad
donde no vivo, donde no calzo nubes,
donde todo empezó y terminó
sin grandes acontecimientos, con la luna
llena de rostros y caminatas y luces de noche
como estrellas alumbrando la vereda
de una nostalgia absurda, una nostalgia
como un beso en el cuello
una memoria de sol
una humedad entrañable

un hombre solo en el pasado
un recuerdo de multitudes
una mujer que nos mira y no se nos olvida

foto por beatriz centeno

7.1.09

pregunta a la experta en papeles

¿díme, el comienzo es lo mismo que un lienzo?
hay páginas en blanco,
hay un manto blanco sobre la ciudad

al final del túnel brilla el blanco de tus ojos
y suena el crujir de tu oportuna mordida



ya no le presto atención a la calle
me dejo llevar por el lirismo chueco
de los rótulos que anuncian la llegada
o la retirada decidida del otro

del quescribe
sólo me llevo
páginas en blanco
un manto sobre la ciudad

me rodea como merodean
tus imágenes
tus capturas
me rodean sin regodeos

mañana, maldicen, es otro día
leo, solo, mientras meo
en cualquier rincon urbano

mencuentro
en blanco
manto blanco sobre la ciudad

como una hoja del árbol transatlántico
o el verbo emitido a ciegas
tanto sueño en otros lares

el mar es
blanco
blanco sobre la ciudad

que me habita
que me invitas
sobre la ciudad

serás tú, Jayuya

la ciudad
de nuestra historia

2.1.09

Entre dos años, deseos o pesadillas…



son dos personalidades peleándose
por un cuerpo debatido entre
el ebrio estanque de la inopia
y el insalubre tufo a postrimería

mañana regreso y me comeré las sobras