11.12.18
Lincoln, NE
poco a poco, por lo general jueves en la tarde
o sábados al mediodía, me curaste una rodilla
la paciencia de tus dedos y el calor de tus pausas
obraron su típica magia en cuestión de instantes
todo era instantes en tu diariovivir, tu procesión
por las esquinas estallando a colores y deteniéndote
ante los desbocados, los que han perdido todos
sus colores, la ralea de inconformes y doblados,
pero sedientos de eso que destilas con tanto cuidado
y difundes con una profunda calma oceánica
andrea taconea las aceras y retumban los pasos
concatenan las miradas y reposan las palmas
las manos y la insistencia digital que palpa
y diagnostica, incisiva y contundente, como
suelen ser los contactos decisivos que sorprenden
con la luz de un nuevo día asomándose por encima
del espejo roto, óptica que triplica los misterios
y suaviza la sombra desos ojos achinados por el viento
lo que recuerdo de ti es lo que perdí:
la vergüenza, el miedo, la culpa, la pregunta
lo que olvido en tu ausencia es el descanso
la luna, la respuesta, la sensación del frío
lo que sí sé es que por alguna irresistible sinrazón
una noche sin luna compartimos nuestros secretos
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