25.6.13
salí ente volatil
ser un vaso de agua fría en verano
afuera en el balcón, al mediodía
o esperar dos, cuatro, ocho, dieciseis años
para salir de la jaula invisible hecha
de un reloj que marca los minutos con los codos
aquel saliente en particular, entre todos los acontecidos
desde ese entonces, aunque sigue aferrado al este
porque es allí donde donde nace, donde brilla, donde llora
ser la mano firme empuñando el mango de la sartén
que su mamá le dio poco después de la boda
aún cuando resistió esas promesas transoceánicas
o la voz que resuena en la espalda de esa misma
mujer que te lleva en los brazos de tu primer olvido
nace todos los días para alumbrar otra oportunidad
lo mismo macho que hembra que compartir lo quebrado
siempre redunda y sale lo que en realidad quisimos
ser extranjero, sombra del alienígena sin asombro
pero con el futuro a flor de brote volcánico
siempre y cuando las epístolas te disparen la vista
y te perforen las ilusiones sin vergüenzas
allí
donde se debaten las peores intenciones
amanece otra vez
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