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17.10.06

tú sabes

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Cuando los demás se retiran
escapan por cualquiera de las
puertas posibles, el silencio
que permanece entre nosotros
es húmedo, radical, imán
defectuoso que no atrae
los cuerpos sudorosos, las
miradas intensamente abiertas
los muslos como un mar rojo
ante el tímido moisés con su
arbusto ardiente, hay roces
y hay golpes, difícil decidir
lo que prefiero, las referen-
cias de tus indecencias
sin el dulce de los labios
secos, el sublime vaho de
bragas rechazadas, ropas
desechables, piedras ente-
rradas en tus rincones
relucientes, lluvia y árbol
bramido imaginado aden-
tro de ti, donde el mundo
mundial se disuelve en
oscuridad solidaria, rayo
de lado y al derecho, re-
lámpagos de lágrimas,
de orgásmicos rodeos
y acertados escondites
descubiertos primero
en la sala, perfeccionados
en el balcón y rendidos
en la hamaca polvorienta
hecha harapos por otros
gatos que ya no nos per-
tenecen, tumbados y
entrelazados rechazando
por fin el silencio obligado
de un inicio desatado mil
páginas atrás, dejando
en manifiesto la imperfección
de mi sexo, su tendencia
a la siniestra y su tortura
recién nacida incompleta.
No es tu culpa, me dices, que
su curvatura entre en mi órbita
con un descaro delicioso
y se bandee entre las pare-
des de mi deseo enmascarado
invisible, asequible sólo por tu
imperfección. No te atrevas
sacarlo y me agarras las
nalgas indignada, rabiosa
como la más sabrosas de las
retiradas, como el más sabio
de los exploradores y con la
actitud desconcertante de
un pirata erecto entre el
embarre de tus olas carnales.
Quiero penetrarte ahora
para siempre ser el último
en marcharse y el primero en llegar
tu sexo es el peor de
mis vicios y el único que
me niego a descartar, sino
que mejor me entrego, entro
y promuevo pecados desde
lo más adentro, desdel lado
nuevo de este desastre
convertido en sublime
paroxismo de astros en
movi(miento) una y otra vez
te arranco el presente
sucio para clavarte un
futuro errante y constante.

¿Estás seguro? Como si
tuviera alguna importancia
otra cosa que no sea la intoxicación
de tu entrañable sustancia
tu molicie interior, mi hogar.

No sabes nada, me dices
entre gemidos y apretones
compulsivos, no tienes idea
y te vuelco, bocabajo, para
darte parte de lo poco que sé.

1 comment:

AnilinA said...

Uff!
Tus indecencias líricas superan con agrado
cualquier malentendido
del pasado.
Petons, petons, petons, petons
and so on