robi, me escuchas?

Es un túnel demasiado corto
es un ojo cerrado que rehusa
abrirse para ver los escombros
corriendo el maratón de la cuneta
dando codazos, dando pelea
dando de qué hablar en los
peores círculos del cielo
que igual es el espejo
del infierno que no vemos
con claridad, sólo en
la negrura de un deseo
que no logramos sostener
como una erección
mañanera que se apaga
se desdobla con el grito
insoportable del despertador

Los vecinos, si los tuviera
me odiarían
pero como no los veo
tampoco, tampoco
me importa como
se puedan sentir
si se levantarían
con mi locura lúcida
a todo volumen

Lo que sí me importa
es la música de tus muslos
el ludir de tus ojos tímidos
el agite de tus cachetes
el secreto de tus cachitos
que no sé si sean tan secretos
pero siempre he sido loco y soñador

Nunca me arrepentiré
de prestarle atención
a las nubes pasajeras
al sol escondido en el horizonte
a la luna nueva invisible
a la canción de cuna
que no recuerdo en realidad

Mejor me busco un matre
sucio, abandonado, un
cartón en medio de la ciudad
un periódico viejo con
una foto que detesto
porque me veo joven
porque no soy yo el que mira
desde su cárcel de papel
prisión que amiliorará
una buena criolla solapada
debajo de cualquier
puente urbano sobre
tu autopista preferida
ahí me encontrarás
moribundo y feliz
sin memoria y en éxtasis
con papeles sueltos
y un viento saludable
que los dispersa
sin mucho esfuerzo
de la misma manera
que soplo la vela
para que regrese la
oscuridad, ella, por lo
menos nunca miente