Nadie me dijo cómo atajar el recorrido
de una lágrima ardiente que cruza
el cachete del insomnio que lleva tu nombre --
lucero eres para los del monte, escollo
precioso y lustroso para nosotros, los náufragos
Bellota rica y dura entre mis dientes
me supiste a miel o a ámbar milenario
haciendo cuevas de las calles,
meciendo la cuna del callejón asimétrico
que desemboca en otra cosa, otros
veinte pesos, otro cuerpo acribillado
y agujereado en las páginas
de un libro hace tiempo olvidado
Ven y díme que esta soledad
te sabe a entrega, a sexo noctámbulo
cuajado en mi ausencia de temponauta
desorientado. Ven y díme que ya,
por fin, puedo morir como quiero
haciendo tumbas, cuevas de las calles.
"haciendo cuevas de las calles"
Leonel Rugama
14.3.07
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